domingo, 1 de mayo de 2011

Amén con sabor a molestia

De hecho, esta segunda vuelta a traído más de un debate en el trabajo, casa, barrio, etc. Una segunda vuelta muy apretada. Sin embargo, es lamentable escuchar las propuestas o el llamado de atención por parte de algunos 'defensores' de la libertad y de la moral. Hablemos de Cipriani.

No es necesario presentarlo, pero si evitar que otras personas lo escuchen. En varias conversaciones he escuchado decir que Keiko Fujimori es el mal menor, mientras que Ollanta es el malo mayor. Seré sincero. Mal es mal. No obstante es mal mayor utilizar la 'autoridad' que te brinda la Iglesia Católica para que en plenas ceremonias de Semana Santa realizar campaña política y apoyar al fujimorismo.

Hace unas semanas, el Premio Nobel Mario Vargas Llosa ha declarado que su voto será por Ollanta Humala ya que no desea que la dictadura regrese de la mano de Keiko Fujimori. Palabras que fueron tomadas como un 'peligro' por parte del cardenal Juan Luis Cipriani señalando: 'Hay que ser un poquito más serios y no simplificar la verdad' al mismo tiempo le recordó que en la juventud del escritor era 'muy partidario de Fidel Castro'.

¿Porqué esta intromisión de un cardenal en el escenario político? ¿Hasta dónde puede llegar el poder o el 'liderazgo de opinión' de un sacerdote? Todo posee un límite. Creo yo que un sacerdote tiene el deber de la salvación de las almas y de apoyar la moral en base a los dogmas cristianos, sin embargo, meterse en una campaña y apoyar a una candidata (que por cierto es bien familiar de el) ya no es de sacerdote.

Cabe señalar que esta no es la primera vez que Cipriani se meta en campaña electoral utilizando su título de Cardenal. En el gobierno de Alberto Fujimori, América Televisión se encontraba bajo los poderes de Vladimiro Montesinos y el mismo Cipriani cometió blasfemia al señalar que 'Canal 4 tiene una luz como la de Dios'. Por otro lado, estuvo a favor de las ejecuciones extraoficiales que se realizaron en la Embajada de Japón, en donde los emerretistas se encontraban rendidos y eran asesinados brutalmente y semanas después lloraba por los muertos.

¿Hasta cuándo se debe tolerar esta 'guerra sucia? ¿Acaso en nombre de Dios se debe destruir a los rivales? Debemos respetar las ideas de los demás, pero de ahí a imponer una idea que no nace por el beneficio de todos, sino por el beneficio personal ¿Qué es lo que buscas Cipriani? ¿Qué es lo que quieres? Lo dejo ahí.











0 comentarios: